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¿Cómo nos iría si aplicamos el Ingreso Básico Universal (IBU) en Nuevo León?


Eloy Garza

Ayer revisé los resultados de un experimento social del OpenResearche, laboratorio de investigación patrocinado entre otras organizaciones por OpenAI, del tecnólogo de inteligencia artificial, Sam Altman, junto con “Y Combinator” (una aceleradora de startups que ha incubado gigantes como Airbnb, Dropbox y Twitch).

No son datos públicos, pero revelaré las conclusiones más significativas para su eventual aplicación en Nuevo León.

Dada su relevancia, en caso de llevarla a efectos habría que buscar patrocinio del gobierno estatal, del ITESM, la UDEM o la UANL.

En apretada síntesis, se trata de entregar $1,000 dólares mensuales a un número determinado de familias beneficiadas (en estados fronterizos como Texas), en condición de pobreza moderada, a lo largo de tres años.

En efecto, es el mismo concepto de la política pública de ayudas sociales que otorga el gobierno federal, pero no beneficiando a jóvenes o personas de la tercera edad, sino a familias observadas minuciosamente por investigadores en sus gastos e inversiones domésticas. Y recurriendo no a recursos gubernamentales, sino facilitados por grandes empresas mediante estímulos fiscales (te recuerdo que se trata de un experimento, no de una política pública).

¿Cuáles son a grandes rasgos las conclusiones? Que las familias beneficiadas por el proyecto OpenResearche, usaron una gran parte del recurso en necesidades básicas como canasta básica, vivienda y transporte.

El 85% de las familias beneficiadas por esas subvenciones no gastaron el dinero en artículos ilícitos como drogas o en alcohol. Tampoco se valieron de recursos para endeudarse más de lo razonable. Lo que habla de una prudencia innata.

Sin embargo, otra conclusión consiste en que este recurso no fue remedio para reducir la desigualdad de ingresos ni para garantizar la compensación de la falta de empleos que provocará la inminente automatización empresarial como sustituto de puestos de trabajo.

Dicho de otro modo, estas subvenciones, si bien reflejan que las familias de escasos recursos de Texas son buenas administradoras del dinero regalado, no garantizan un futuro con mejores empleos, no por culpa de los migrantes de Texas (como acusa el pensamiento retrógrada), sino por la inteligencia artificial.

Pero te explico lo más revelador del experimento de OpenResearch: de los $1,000 dólares en efectivo, transferidos de noviembre de 2020 a octubre de 2023, las familias compartieron en promedio $22 dólares mensuales para apoyar a parientes en apuros económicos. Es decir, gracias a estos apoyos, se acentuó la solidaridad familiar y por ende, el respaldo colectivo.

En promedio, 81 centavos de cada dólar transferido se destinaron a un mayor gasto en vivienda, 22 centavos se destinaron al ocio (decisión familiar que está muy bien) y 3 centavos se destinaron a incrementar los préstamos para hipotecas.

Según las conclusiones de este experimento, existe el riesgo de que las familias beneficiadas por esta subvención desistan a largo plazo de trabajar de tiempo completo y se vuelvan cada año más dependientes del apoyo.

Te recuerdo que una muy buena parte de la población de Texas es mexicana, de manera que las conclusiones de este experimento pueden extrapolarse a la población de bajos ingresos de Nuevo León, aunque cambia idiosincrasia e infraestructura urbana. De manera que sí conviene invertir en una investigación de esta naturaleza en nuestro estado. Nuevo León lo necesita.

Si quieres que te muestre los resultados de esta investigación de OpenResearche, pídemelo en las siguientes ligas.

WhatsApp: 811-653-2044
Redes sociales: @eloygarzasincensura
Correo: info@eloygarzasincensura.com

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